En el mismo sofá en donde años anteriores lloraba sin
consuelo alguno, Mary Danitza Mendieta, disfruta todas las mañanas de una taza
de tinto viendo el amanecer y disfrutando del frio que le recuerda su ciudad
natal, Bogotá.
Años atrás solo era una joven de 19 años que se fue a
vivir con su novio a Escocia y que estaba segura de dejar su vida en Colombia
solo por perseguir el hombre que ella consideraba el amor de su vida.
Dos años vivió en Escocia, fue profesora de español y a una corta edad se entregó a ser la mujer
de casa que cocinaba, lavaba y esperaba que Emilio, su amor, llegara para
servirle la comida. “Dos largos años de espera”, así describe este tiempo Tulia
Villamizar, su madre, quien afirma que lo más duro de todo fue esperar las
cartas que ella desde la lejanía le escribía y quien siempre tenía preparada su habitación
por si algún día decidía volver.
Efectivamente después de casi dos años y medio de espera,
Danny como la conocen sus más allegados, llegó de nuevo a la ciudad que la adoptó
desde que sus padres se separaron, Medellín.
Tenía 21 años cuando regresó a la ciudad de la eterna
primavera, todo había cambiado, o por lo menos su percepción al ver la cosas ya
no era la misma, llegó con el pelo más largo, pero sin lugar a duda lo que más
resaltaba era ese anillo de compromiso que tenía en su mano izquierda y que la
hacía sonreír más de lo habitual. “Partió siendo una niña y regresó como una
mujer” expresa su hermana mayor Norha Stella Mendieta, quien es fonoaudióloga
de profesión, pero escritora por pasión.
Los meses pasaron y su vestido blanco ya estaba colgado
en su habitación, solo una semana faltaba para casarse, “solo una” repite ella.
“No entiendo por qué en tan poco tiempo,
la vida perfecta que yo había construido se vino abajo”, lo dice con una lágrima en el ojo, “me dejaron plantada una semana antes de la
boda, solo una”, el teléfono de su casa suena, y ella rápidamente se pone de
pie para contestar, es su hermano mayor Gustavo que vive en Bucaramanga,
“diario llama a preguntar por la salud de mi mamá” ,sin lugar a duda trata de
esquivar esos recuerdos del pasado, para no volver a experimentar aquellos
sentimientos de dolor y frustración.
Sentada en el sofá amarillo dice: “definitivamente un
implemento del hogar que uno ve tan insignificante como un sofá, ha sido como
un baúl de sentimientos, aquí he recibido buenas como malas noticias, he
llorado, reído y todo aquí sentada” dice mientas mira hacia afuera y ve las
gotas de lluvia que empiezan a caer.
Ese mismo año, en el que una puerta se cerraba, otra se
abría, decidió regresar a su ciudad natal Bogotá para empezar sus estudios universitarios en la Universidad Inca de Colombia, estudió
psicología y aprendió a llevar una vida serena y sobre todo independiente.
“Decidí ser independiente, no tener que estar con alguien
para ser feliz, el matrimonio era algo que no veía entre mis proyectos a
futuro, quería ser yo, viajar, conocer, disfrutar y recobrar el tiempo perdido”
Culminó sus estudios en la universidad a los 26 años y tiempo
después regresó a Medellín en donde viven
dos de sus tres hermanos y su madre.
Allí trabajó en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), en
éste lugar ya con 36 años de edad conoció a un abogado paisa, Luis Javier Tobón,
con él comenzó a salir y el corazón que
ella pensaba no podía volver a enamorarse, logró amar de nuevo. Solo tres meses
salieron antes de que ella quedara en embarazo “fue una decisión que ambos
tomamos”, repite ella siempre que se
llega a éste tema. De esta unión nació María Adelaida Tobón el 9 de Agosto de
1995. Tres años esperaron para casarse, hasta que el 31 de Julio de 1998 formalizaron
su unión.
Trabajó en la contraloría de Bello mientras estaba
embarazada, se dedicó a ser mamá primeriza durante seis meses ese mismo año.
En el año 2002 ingresó como psicóloga en el colegio de su
única hija, el Colegio Teresiano de Envigado en donde trabajó hasta 2004.
A partir del año 2004 se vinculó al Plan de la
Presidencia de la República (ACR) el cual fue formulado durante el mandato de
Álvaro Uribe Vélez, para la desmovilización y la reintegración en el mundo
social.
Actualmente sigue trabajando con la Presidencia, es una
mujer que está separada hace un año de su esposo, pero con el cual lleva una
muy buena relación.
Asegura que no fue una persona de buenas en el amor, pero
que si lo ha sido en otros aspectos de su vida, es una mujer luchadora, paisa
por adopción, muy buena cocinando y que como
la mayoría de mujeres a su edad, no da sino cantaleta diaria. Ella es Mary Danitza
Mendieta Villamizar, una mujer que me enorgullece llamar mamá.