
Hace mención también a las "entrevistas de guerra" que tienen como objetivo la manipulación, puesto que los periodistas acomodan a su antojo la respuesta y retocan las preguntas como mejor les conviene.
Finalmente García Márquez hace alusión a que todos los entrevistadores empiezan de igual manera diciendo: "quiero hacer algo distinto", pero no entienden que la clave de una entrevista es sostener con su entrevistado una conversación fluida.
Así pues el Nobel termina diciendo que "uno sigue esperando en el fondo del alma que llegue por fin el entrevistador de su vida. Siempre como el amor".
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